Esta claro que hay que proteger a los más pequeños de la familia frente a la frío, para así evitar males mayores como resfriados, gripes o neumonías. No obstante, ¿dónde está el límite?
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| FRÍO |
Zonas
Hay zonas del cuerpo más vulnerables al frío que otras. Las manos, las orejas y, sobre todo, los piesson las más sensibles. Por tanto, es esencial llevar orejeras, guantes y calcetines gruesos. También es importante que no estén húmedos, puesto que esa sensación se transmitiría también a los huesos.
Sensación térmica
Los niños son igual de sensibles al frío que los adultos. Si como padre no sales a la calle con varias capas de ropa como si fueras a esquiar, tampoco le hagas pasar ese trago a tu hijo. Eso sí, utiliza el sentido común.
Sudor
Si el niño tienen mucha ropa es probable que sude, especialmente si sale a la calle a jugar o no para de entrar y salir en espacios abiertos y cerrados con diferente temperatura. Esto no es malo, pero puede ser una sensación desagradable, de modo que valora si un poco menos de ropa le permite estar más cómodo e igual de protegido.
Dormir
Es importante dormira una temperatura adecuada, por eso quizá te asalte la pregunta de cuántas capas debe tener tu hijo (entre pijama y mantas). Antes de nada, ten en cuenta que no todos los hogares se mantienen a la misma temperatura.
Capas
Si dudas entre poner a tu hijo un polar muy grueso o varias capas muy finas, te recomendamos que te decantes por esta segunda opción. ¿Por qué? Por muy delgadas que sean las capas, se creará una mínima película de aire en el espacio que haya entre ellas, la cual actuará como aislante. Es lo que se conoce como el efecto cebolla.
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On enero - 1 - 2015
